jueves, 19 de enero de 2012

¿Habrá siempre una primera vez?


Si usted es algo parecido a mí (y a la mayoría de seres humanos diría yo), al leer este título se imaginó algo relacionado con las experiencias sexuales. Sin embargo, y por mucho que eso genere tráfico e interés en los lectores no me acercaré a ese trillado pero infaltable tema.

Primeras veces hay tantas y tan variopintas que sería necesario hacer un libro sobre ellas, para detallarlas, hacerles justicia y colocarlas en un lugar especial de la memoria y por qué no del corazón; una especie de urna. Por el momento este post bastará ya que mi carrera como escritora no está ni cerca de suceder.

En una mesa de tragos, espacio indiscutiblemente promovedor del pensamiento creativo y la conversación relajada que muchos llaman “paja”, comentaba que yo desconocía que aún había familias enteras que se acercaban a la malla del aeropuerto a ver aviones mientras disfrutan del granizado de rigor. Decía que probablemente la mayoría de esos espectadores jamás se habían montado en un avión y que sin duda esto es algo que les ilusiona, por algo llegan a verlos y admirarlos.

Sentarse en la playa y tomar algo más que el sol, es una actividad relativamente común para la mayoría de nosotros y estoy segura que muchos no recordamos la primera vez que vimos el mar ¿o sí? Tal vez fue algo tan poco relevante que no se ganó un registro en nuestra memoria, si este es su caso sientase muy agradecido con la vida.

Recuerdo claramente mi primera botella de 7up, la primera vez que comí chicle (que por cierto me tragué un bubble yum de cada color y luego los ranché mientras veía tele con mi hermanillo), mi primer beso, mi primera borrachera y su respectiva goma, la primera vez que me monté en un avión, la primera vez que “crucé el charco”, mi primera carrera de 10km, mi primer carro (se llamaba “el patín”, cc “coche bomba”, “mugremovil”, entre otros). Me acuerdo la primera vez que fui a un funeral (que vara mas rara pero sí), mis primeros “tennis de marca”, mi primer salto bungee (manda huevo no acordarse de eso!), mi primera bicicleta, mis primeros patines, mi primera navidad cuando ya sabía que el niño eran mis tatas (aguevazón total), la primera vez que me monté en un bus para ir a hacer mandados a chepe (iba con mi abuela), la primera vez que lloré por la pérdida de un ser querido, mi primer perro, mi primer CD (Blood Sugar Sex Magic!), la primera vez que hablé por un celular (ni siquiera era mío).

Lo mejor de las primeras veces no es necesariamente la cosa o la acción, sino la emoción que nos genera. Mi primera vez de algo, es probablemente una más en la vida o cotidianeidad de otros, así que la emoción que genera no es directamente proporcional al precio, tamaño, distancia, nivel de riesgo o índice de locura de la experiencia, sino a la extrañeza, novedad, ilusión y sorpresa que agregue a mi propia rutina.

Hoy, a mis treinta y tantos puedo decir que por muy pequeñas que hayan sido algunas de estas cosas, lo que más valoro es que las recuerdo y que no pierden la capacidad de generarme una sonrisa y una sensación de añoranza. Llega un punto en la vida en que las cosas nuevas no siempre nos generan emoción o alegría y me da temor pensar que esos tiempos no volverán. Será porque cada vez se reducen las posibilidades de tener una primera vez o simplemente porque con el tiempo uno pierde la capacidad de ilusionarse o sorprenderse?

miércoles, 4 de enero de 2012

Andar en celo....


"Celos de tus ojos cuando miras a otra chica tengo celos, celos" dice la famosa canción de lo que hoy en día se denomina el género plancha.

Como muchas de las letras de ese género, los celos se han relacionado regularmente con el (des)amor, el (mal)querer y las relaciones de pareja. Si me preguntan a mí les diría que existen muchos tipo de celos, y de una manera u otra hemos calzado los zapatos tanto de la víctima como los del victimario sean tacones altos con punta de aguja, plataformas, flats, botas de hule, tacos de fútbol, chancletas kam lung o unos estirados Louboutin.

Me hace tremenda gracia que esta respuesta emocional es tan compleja y perturbadora que debe ser definida en plural. LOS CELOS, implican tantas cosas que no puede ser uno solo, no señor vienen en combo! En el diccionario de la RAE la palabra celo nos indica "cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo" pero cuando la hacemos plural saca las garras y enseña los dientes! hmmm es interesante.

Los celos no discriminan estado civil, edad, género, y aunque muchos digan haberse vacunado contra ellos lamento informarles que eso está más lejos de ser inventado que el agua en polvo.

Si pudiéramos leer la "información nutricional" de los celos, la etiqueta contendría varios ingredientes como la tristeza, la rivalidad, la imposibilidad de aceptar que no tenemos todo lo que queremos, el temor a la pérdida, la enemistad, y evidentemente la envidia. Es así como uno puede sentir celos de una mujer con un cuerpazo, del chuzo que tiene el vecino, de la persona X que se pone coqueta con tu pareja y no puede faltar de los amigos que se hacen amigos de tus amigos y terminan siendo más amigos con ellos que con uno (ese me mata!!)

No pasan de moda, osea están siempre "in". Inofensivos acaso? No lo creo. De repente se vuelve una sensación insípida, infecunda, ingrata, insoportable...

Celos advierto y celos aseguro.

Hablando en serio, qué será la vara? que alguien me explique! Los celos son ese tipo de cosas que uno no sabe describir pero sabe perfectamente cómo se sienten. Quizás por eso es que se relacionan tanto con el amor, porque son peligrosamente parecidos en la manera en que los experimentamos.

No sé, #digoyo

 
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