La Usurpadora
Lazos de Amor
Luz Clarita
Marimar
Maria Elena
Alcanzar una estrella
Quinceañera
Carrousel
Simplemente María
Dos Mujeres un camino
Rosa Salvaje
María Mercedes
Me sorprende que así al suave sea capaz de citar una docena de telenovelas que se cuentan entre las que he visto durante mi vida. No me debería sorprender tanto pues tengo treinta y dos años, además porque las telenovelas parecen salir por generación espontánea. Lo más gracioso es que para cada una tengo la canción pegada en mi cabeza como si ayer en la noche hubiera visto uno de los capítulos.
En mi casa era prohibido ver novelas y ver el chavo, sin embargo como mis papás trabajaban fuera de la casa, me topé desde muy pequeña con el libre albedrío televisivo y evidentemente elegí burlar la ley. Además cuando iba a la casa de alguna compañera de escuela o de colegio esa regle no me aplicaba así que de una forma u otra las terminaba viendo.
Estos espacios televisivos, tienen una serie de cosas en común no solo entre ellos sino que también con nosotros, más de lo que me gustaría para ser sincera.
Este género, como se conoce hoy en día nació en Latinoamérica. Sí señores podemos rajar…
Todo parece indicar que surgió de la idea de poner en escena las radionovelas de antaño y hacerlas más jugosas para el público que recién descubría “la magia de la televisión”
Es más que obvio que todas las novelas son iguales en su esencia y que la receta incluye al menos estos ingredientes:
- Un amor imposible
- Un hijo bastardo
- Un amorío
- Alguna persona enferma, lisiada o que no se puede llevar grandes sustos porque se va en la tira
- Una serie de mentiras o una metirototota que tiene a alguien detrás del palo.
- Personajes principales con nombres largos y apellidos rimbombantes.
- Una chacha o nana chismosa
- Una persona que surge y escala posiciones sociales gracias a un golpe de suerte
- Un villano o villana que le lleva ley a todo el mundo y que no puede ver a un pobre feliz sin querer hacerle mierda la vida.
Aún y cuando todos los ingredientes de la receta sean los mismos, cada una de las novelas parece cautivar a los espectadores como si fuera la primera y si fueran novedad. Que carajos será el ride? Cuál será el secreto o cuántas almas habrá reclamado el diablo para que esta ecuación siga funcionando?
Se dice que la industria de las novelas es casi tan lucrativa como la de las películas de hollywood!
Quien no se haya dejado atrapar por una intriga, aunque sea por Betty la Fea (que por cierto está en libro de Records Guiness como la telenovela más exitosa de toda la historia), puede considerarse dentro de una minoría en el mundo. Y aunque en este momento no sea fan de ninguna telenovela no puedo negar en fue uno de mis “guilty pleasures” hace unos años.
¿Qué tendrán las lágrimas negras, los peinados y cuerpors perfectos, los close up de caras de enojo o sorpresa y las cursilerías que siguen encantando a millones de personas alrededor del mundo aún y cuando todos nos creamos ajenos??
Que alguien me el secreto del éxito
Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra.
2 comentarios:
Yo me acuso, Mula, porque he pecado...
Y me cuadraron en puta las colombianas, desde Café hasta Que la Plata nos separe, pasando por Pedro el escamoso...
En mi casa tambien era prohibido ver novelas. Quinceañera solo vi algún capítulo a escondidas. Ya en mis años adultos vi varias, muy muy pocas, pero las que mas me gustaron fueron La Usurpadora, El Clon y Betty La Fea. Las 3 tenían una historia salida del guión novelezco mexicano que fue lo que me atrapó!
De ahi en adelante, no he vuelto a ver otra novela, me aburren. Volveré a verlas cuando salga alguna que me atrape de nuevo!!
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